En los últimos tiempos, se ha puesto de moda el término big data en el mundo de la informática. Pero, ¿Sabemos bien en qué consiste? El Big Data es una nueva tecnología que permite analizar grandes cantidades de datos de una forma rápida y eficaz de fuentes muy diversas.
Vivimos rodeados de datos (cuentas bancarias, redes sociales, blogs, señales de GPS, teléfonos móviles…) y analizando la relación que guardan entre cada fuente, beneficia a las empresas permitiéndoles detectar patrones y tendencias con las que poder tomar decisiones.
Debido al uso masivo de las tecnologías han aumentado las fuentes de datos y de la mano de las empresas está el aprovechar estos datos con los que seguir ponerse por delante de su competencia. Uno de los usos que se puede hacer con el big data es analizar con precisión la información teniendo la capacidad de adelantarse a los hechos. Por ejemplo, se pueden predecir las bajas de un servicio empresarial, catástrofes naturales y/o incluso atentados terroristas.
Gracias al análisis de datos a gran escala, las empresas y entidades gubernamentales pueden poner freno a los hechos. Pero frente a este tratamiento de los datos personales de los usuarios, surge un dilema moral. ¿Dónde queda privacidad? Los usuarios deben tener clara la transparencia que ofrecen las empresas en el uso de sus datos con los que analizar situaciones.
La importancia del análisis de datos para un negocio, es saber qué datos son los que se deben analizar. Tanto que ya se empieza a hablar del científico de datos, un profesional con perfil científico, tecnológico y visión de negocio.